sábado, 23 de mayo de 2015

Me guardo el amarillo cómo color favorito

La honestidad, la sinceridad y el nadar sin guardar la ropa han sido, no solo sello de mi casa personal y privada, sino bandera de la misma. Orgullosa de las tres cosas cual René de Calle 13 "Siempre digo lo que pienso" junto a "Soltarlo antes de que reviente".

Siempre he dicho lo que he pensado (grandes disbarates, más de mil). Siempre con sinceridad (me podría a veces haber metido la lengua por el culo). Siempre con honestidad hacia los otros (a pesar del dolor). Siempre he intentado, hasta la masacre, la honestidad conmigo misma (llevandolo más allá del dolor).

En una sesión con mi terapeuta el año pasado hicimos un ejercicio y al finalizar me dijo "Pero algo te tienes que guardar para ti" "Nada" le dije toda chulaca. El hacer una bandera de ello es que cuando hay algo que te chirría en tu interior y lo sacas fuera lo mismo no es exactamente lo que había en tu interior. Lo mismo le das dos vueltas y te das cuenta que estás equivocada. Lo mismo ya salió y se quedó allá afuera todo dicho, ya cumplió su imagen, su misión, su poderosa onda expansiva y ya recoger las velas para amainar cuesta el triple que si te hubieras callado.

Las tormentas personales, individuales o en grupo, sirven para crecer. Si las vives en soledad, que es lo que me gusta a mi, te salen Juan Palomo. Yo me las guiso yo me las como. Sacas tus conclusiones, erróneas o no, pero tuyas. Lo más importante (para mi) no haces daño a otro. En las grupales quedas mucho más expuesto. Si no hay amor en ese grupo (grupo de dos, generalmente, a más no me atrevo) son dardos venenosos para ser lanzados en posibles futuras contiendas. En las grupales creces mucho más. Te miran y te dicen cómo te ven. Miran y dicen cómo ven la situación. Puede ser mentira pero es una visión a la que tú no habrías llegado. Es bueno crecer. No hay que tener miedo a ello. Ya salimos todos de los algodones de la protección materna y paterna. Si nuestra pareja sigue haciendo de progenitor no es nuestra pareja. Lo mismo con un hermano o nuestra mejor amiga.

Vengo con este cuento en sábado a la mañana (que tendrán las deliciosas mañanas de sábado) pensando en cosas que me debería haber callado no solo por las tormentas que he ocasionado en otros (aquí incluyo mi frase favorita de mi amigo Jorge Larregina "Yo no se porque te he dicho lo que te he dicho pero tú si") sino por las a veces innecesarias tormentas que ocasiona en mi. Vengo con una a cuestas y, antes de soltar antes de reventar, voy a ver si soy capaz de descuartizarla sin tener que soltar.

Una conocida le dijo una vez a su pareja años después de serlo "Me he llegado a guardar que me gusta el amarillo para tener mio algo que no tuvieras tu de mi". Independientemente de cómo sea tu pareja, tu madre, tu mejor amigo, es bueno que nos guardemos amarillos en nuestros armarios. Somos individuos sociales, pero individuos. A nadie le importa un coño si el amarillo es mi color favorito. Ni siquiera a mi pareja. Acepto otros colores cómo animales de compañía, eso no es problema. Hay que aprender a morir en soledad aceptandose uno mismo. Lo que es más importante aún, hay que aprender a vivir en soledad. Al querernos y aceptarnos más a nosotros, más querremos al resto de caminantes que se cruzan en nuestro camino

Feliz sábado de reflexión. Servidora se va al futbol. Lo que hay que escribir....