viernes, 17 de octubre de 2014

Conocer es querer

Una tarde noche de invierno te cruzas por la senda de los pinos con alguien a nivel básico y fácilmente etiquetable: Nombre (real o feisbukero), edad, ubicación geográfica, actividad remunerada y según la senda algún dato más banal como tipo de indumentaria y apariencia capilar.  En ese momento puedes empezar a decidir el tipo de conocimiento que quieres llegar a entablar con la persona encontrada. En mi caso lo normal me aburre y adormece. Lo inusual me despierta los sentidos. Me abre las ganas del conocimiento.

De mis conocidos convertidos a amigos tengo el placer de la sabiduría de sus numerosos hermanos o escasos sobrinos. Del modo y lugar en el que comen. De si bailan descalzos en el salón mientras barren. De si se atreven con coreos de Beyoncé con niñas a las que triplican la edad. Saber que tuvieron una cuñada vegana a la que le recuerdo mucho yo. Que estudiaron una ingeniería agrónoma cuando lo que querían era subir a un escenario a bailar con un corsé. Que cuando hacen el amor se lo comen todo y más allá pero si alguien toca su vaso de agua y puede dejar huella, lo matan con la mirada. Que la peli que más les gusta de Tarantino es Django como a mi. Que siendo anarquistas de corazón la vida les acabó llevando a ser aparato represor de una manifestación obrera. Que sus mujeres las elige guapas pero tontas-tontas y mejor una fea lista que una tonta hombrepordios. Que están casadas contra el hombre que no era de sus sueños solo por una casa con jardín. Que se enamoran las islas y su ancho mar en vez enamorarse de los hombres. Que de pequeños les daban jarabe Desarrol como a sus primos. Que tuvieron caracoles campeones y a el favorito le llevaron a que le pusieran escayola en la concha en el Hospital de Sant Pau para que no muriera cuando se le quebró. Que las mujeres de sus mejores amigos abortaron con veinte años y hoy, alguna de ellas, son felices madres de tres. Que como son libra tardan dos horas más que toda la mesa junta en pedir y cuando piden, a veces, encima, se equivocan, pero,ah! cuando aciertan, a veces aciertan, son la envidia de toda la mesa. No por el plato en si. Si no porque sus aciertos les llenan de luz y todos quieren esa luz ¿Será la ensalada que eligieron?.      

Se de sus miedos. Cuando un conocido amigo pasa a ser amigo del alma, se lo que le horroriza. Lo que le hace pequeño. Lo que le despierta a las 05.00 am y le impulsa a escribir, comerse la nevera, irse al sofá del salón saliendo de la cama compartida para no despertarle con las revueltas o encender la tele para acallar ese temor profundo.

Que compartan conmigo esos momentos, los terroríficos, los de vergüenza, los inconfesables, los tiernos, los momentos que solo así los sacas de tu alma oscura y les dejan que les de la luz para que juntos podamos reírnos de ellos... eso, eso es lo que hace que a mis amigos del alma los quiera.

En el otro extremo de la escalera se encuentran conocidos a los que les enseñé el alma casi gratis sin saber si tenían hermanos. No me llegan. No me inspiran. No me aportan nada y no quiero enseñársela más. Porque conocer me hace feliz y sin conocimiento no hay querencia, y si no voy a querer a full mejor ir a tomar otra senda. Que para tirarme por barrancos con otros sin red mejor me tiro sola. Volar sola es siempre mucho más gratificante. Estar pendiente de que el viento se lleve a el otro hace que tú naufragues en tu vuelo por en medio de las nubes.

Feliz viernes de amor. I´m so fucking in love que no me lo creo ni yo. Gracias por leer.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Estoy de Paulo Coelho hasta los huevos que no tengo



Tiempos de crisis traen medidas extremas y las frases de atención al personal del estilo de "Madurar es cuando uno descubre que aunque no lo tenga todo se puede ser feliz" me dan arcadas. El otro día me encontré con 8 chistes del tirón en una conversación de guasap. Muchos de la independencia, del folleteo, de adolescentes borracheras y uno de abuelas maduras. "¿Te casarías otra vez con tu marido si pudieras?" le dice una abuela a la otra "Claro" contesta la otra "Que se joda". Con ese si que me reí.

Una fue parida por la madre de una, heavy metal y gatuna del foro de Madrid, y contra más viejuna más cuenta me doy que la vida me la dan las risas con las amigas de verdad de la buena en petits comités y que la frase "¡pero qué coño!" debe servirme para reivindicarme ante toros de la Vega miserables, recortes sanitarios y de educación, muros de alambres para seres humanos y gallinas de corral e incluso convivencias en común fracasadas. Una dice pero que coño y tira por la calle del medio ¿Cuál? la que a una más le convenga. Su en medio.

Yo soy feliz porque he decidido serlo. Sin más. No porque las circunstancias acompañen sino porque quiero que lo hagan. La salud y su falta hasta en el extremo último hace que estés viva. Que estés enferma no quiere decir que estés muerta. Estar muerta es no estar. Como llevar eso con alegría o más o menos mala folla y que aún así te puedas reír con una amiga o hermana, ah! eso es el secreto del jardín del unicornio. Mi amiga Mónica Jofre puede llevar a gala haberlo hecho. 

Sin dinero. La alegría de conseguir pasar una semana con la paga del Copacabana cuando era camarera en Manchester y me alimentaba de caldos de garbanzos y sandwiches. Ese colarme en el bus con el weekly pass caducado porque no tenía 5 libras para actualizarmelo. Fui super feliz. 

Y el amor. Ese amor a lo Walt Disney, un tipo que se congeló antes de entregar la cuchara del todo (eso si es ser un desgraciado. En una de estas se viene un apagón en el sur de California y el Walt deshecho como un cubito de hielo y echando peste. Dignidad hombre!). Ese amor que no toca porque no llena. Ese amor de pa ti pa siempre y si no eres tú me es igual ya me lo como con patatas. Ese no saber decir, nena ya no hay más. No es que me equivocara cuando te dije que eras todo, es que hoy ese todo es otra cosa. Honestidad. Valor. Coraje y fuerza. Y sobre todo muuuuuuuucha risa. 

Estoy muy pesada con lo de la risa, pero, básicamente me he dado cuenta que si no me hace algo reír es que no me hace feliz. Tan facilito como eso. Si no llevas cara de manzana lozana, corta y rema. "Si quieres cambio verdadero pues camina distinto" (y si, soy más de René Pérez que de Coelho. Básica que es una). Y ¿quien me hace reír y mucho? Mi hijo que es partirse en dos, mis amigas ABC (ellas saben quien son), tres varones con el don de provocarme la risa a mis cuarentaypocos, mis cuatro hermanos, muchos de mis familiares (hasta con los que me peleo más), mi padre y mi madre, cada uno con su humor, cada uno con su resorte hacia mi felicidad, amigos virtuales que me han sabido ver por el agujero negro de la inmensidad de los kilómetros de distancia. ¡Sin reproches oigan!. Sin pasar cuentas. Sin amor a crédito. Yo te quise tanto, pero tanto que te tiene que valer hasta el fin de los días. Rancia-rancio.... Quiéreme hoy, coño y si no vete.

Y no les tengo. Cualquier día uno se va de mi vida, o se va de la suya, y yo tendré que buscarme la risa de mi vida en otros ojos y en otras bocas,y en otras manos y en otros brazos. No poseer hace que las frases nivel barato del Coelho o la del "aunque no lo tengas todo...." me sobren totalmente. ¿Esas consignas de vida les valen a los que aún no han despertado?  ¿A los que siguen creyendo en el tango de que hay que dar gracias a Dios por esas tres cosas? Y bueno, hay de todo es este universo. Como los que comen jamón, que asco, como se pueden comer la pata de otro. 

Ser felices si queréis. Y si no queréis serlo llorarle a alguien que os quiera. Os aguantará un rato. Al rato se irá a reír con alguien que le llene y os quedareis con vuestras lagrimitas de metal. Darles bola lo justo y necesario y limpiaros la cara. Solo vosotros os las podéis secar. "Mirar pa´lante que pa´tras ya te dolió bastante" Frasecica de otra grande: Bebe

 *Nota: La frase "¿Pero qué coño?!" y la foto pertenecen a una peli que me ojiplateó en mi adolescencia Risky Business cuando Tom no era un imbecil