jueves, 3 de octubre de 2013

Yo nunca


¿Habéis jugando alguna vez al "Yo nunca"?. Yo jugaba cuando tenía 19 años (estoy muy pesada con los 19, lo se, pero como dice mi amiga Susan Karpp los 40 son los nuevos 20, por eso que me tiro todo el rato de allá para acá para tomar conciencia de mi actualidad.... creo yo). El juego cumplía dos requisitos juvenilmente impecables. El primero que los otros bebieran y tú no mucho (para pillarles con la guardia baja). El segundo que confesaran algo que o bien tú sabías y querías que se hiciera público, o tú intuías y querías saber a ciencia cierta.

Si habías perdido en la anterior ronda empezabas tú. Cogías el litro de alcohol (corren por mis venas mujer....) y decías muy seria y en tú papel de Pachamama de la fiesta "Yo nunca...." Y ahí decías algo que nunca habías hecho. Empezabas con algo del estilo "Yo nunca me he ido a la cama con las lentillas puestas". Pasabas el litro y todos los que tenían gafas, menos algún friki de la higiene, bebían. Según se bebía o la gente se picaba (a las 3 rondas más o menos) empezaba todo a coger un cariz personal. Tú querías que bebiera "ese" que se había escapado en la ronda anterior, o alguien que estabas segura que había hecho algo escabroso y no lo quería decir.  Para no ser muy evidente atacabas a tu compañera de la vida que te las perdona todas. Tenías que buscar algo que tú no hubieras hecho y ella si. A veces era bastante difícil. "Yo nunca lo he hecho en el mar". El litro iba pasando de mano en mano con comentarios de "¿Nadie va a beber?" y ahí, tú compañera de la vida te miraba con cara de "Te vas a cagar hijadeputa" pero bebía, se reía y aumentaba el nivelón por la connotación sexual que tomaba el juego. Se dejaba de jugar cuando alguien con pareja decía "Ah ¿si? y ¿con quien?, ah pues si te gustaba bien callado que te lo tenías!" Y había que cambiar ipso facto de juego.

Me acordé del "Yo nunca" el día que me leí el último libro de Mara Torres, "La vida imaginaria". A Nata la deja Beto. Real y habitual como la vida misma. El libro arranca así. Tal cual. Pero Nata tiene una cabeza y una mente en la que cabe todo. ¿Que hubiera pasado si? ¿Que pasaría si?. En fin. La mente y la cabeza que tenemos todas. ¿Todos?. No. En eso los hombres son radicalmente distintos. Yo me he sentido tan escalofriantemente identificada con Nata (y con Mara que es la que lo escribió, no lo olvidemos) durante la lectura del libro que llegué a pensar que me habían grabado en mi día a día si no fuera por que no era mi vida realmente la que narraba sino la que yo me había imaginado muchas tardes y muchiiisimas mañanas. Lo hablé con mi hermana y con mi Mari y nos reímos mucho con las anécdotas comunes. Mi hermana había leído el libro en un momento personal muy distinto al mio. Mari no lo había leído pero se lo conté de pe a pa y ya es como si lo hubiera hecho. 

Nata se imagina que habla con Berto. Y se hace la conversación entera. Lo que ella le dice, lo que él le contesta. Ah, no, esa respuesta no le gusta. Volvamos atrás. Encarrilemos la conversación. Y cuando no la consigues encarrilar (aquí ya habla Nata/Mara y yo todas a una Fuenteovejuna) él te mira, tu le miras, le pones cara de "anda ven-acá-pa-cá" y él... él te tumba de un besazo mortal. Se te corta el aire (en la vida imaginaria y en la real). Se te para el mundo, que te quieres bajar. La gente aplaude, vitorean, jalean. Qué envidia de beso, hija. Y sonríes feliz y abres los ojos y estás en el dormitorio de tu casa en medio de un montón de ropa pensando que te pones por si lo ves. Que no le vas a ver, pava alelá, si vives en una ciudad de tres millones de habitantes y él está en la otra punta en diagonal de la  tuya. Chimpum. Me reí lo no escrito con ese momentazo. 

Nata tiene muchos "yo nuncas", como todos, claro está. Son cosas que ella jamás haría. Algunas por convicción, otras porque jamás se imagina que le podría pasar a ella. Es glorioso el momento en el que hay una persona que empieza a aparecer en su vida y de pronto él se presenta a la cita que tiene con ella ¡Con una camiseta de la selección Española de futbol!. Yo nunca saldría con un tipo que no solo tiene una camiseta de la selección Española de futbol si no que encima SE LA PONE! y no como camiseta para ir a dormir o andar por casa, NOOOOO, se la pone para salir con una tia!!. Tremendo. Nata. Yo tampoco. Yo tampoco saldría nunca con un tipo así. No os cuento como acaba por si lo queréis leer. Niñas, sobre todo, merece la pena.

Algunos de mis "yo nuncas" confesables: Yo nunca hablaría español con palabras en inglés como si se me hubieran escapado y fuera gilipollas (lo mismo para el catalán). Yo nunca sería tan intransigente para dejar de comer algo (huevo y leche sobretodo) por una cuestión de conciencia si no fuera por un tema de salud. Menuda gilipollez. Yo nunca haría yoga. Me pone de los nervios esa gente con su Ong, y su olor a incienso y su "te quedas relajadisimo". Relajadisimo de qué?. Yo nunca haría planes con otros padres solo porque mi hijo quiere estar con su hijo. Si hombre!, que mi hijo se adapte a mis amigos. Yo nunca querría a un perro como si fuera de mi familia. Un perro no es una persona. Yo nunca daré mi opinión a alguien sobre algo personal si no me la piden. Yo nunca me haré amiga de alguien en Facebook si no lo conozco en la vida real. Yo nunca le diré a mi hijo "porque lo digo yo y punto pelota". Yo nunca pondré una foto de Iker Casillas en mi perfil por mucho que España gane la Eurocopa. Antes muerta. Yo nunca me engancharé a una serie de zombies. Yo nunca cobraré en B. Yo nunca cambiaré en mis convicciones más básicas.  Yo nunca iré al psicólogo. Yo nunca te fallaré. Yo nunca tropezaré en esa piedra tan gorda dos veces seguidas. Yo nunca bailaré el Gangnam style. 

Alguno de mis "yo nuncas" que a día de hoy sigo cumpliendo: Yo nunca mataré a un ser humano. Yo nunca votaré al PP.

Feliz delirio de semana. Sed buenos y amables con vosotros. Con los demás os reflejareis.   

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Pere Gila