lunes, 25 de febrero de 2013

La mejor pizza del mundo


Cuando yo era niña en las casas Españolas no se cenaba pizza. La comida china para llevar (tampoco se decía “take away”) y los cafés clasificados de cien maneras imposibles y desayunados en la oficina en vez de en la cafetería, eran signos inequívocos de que estabas en una peli americana y, generalmente, la oficina era un buffet de abogados o una comisaría de policía.  Yo soñaba con el sabor del interior de esas cajas de cartón, con comer con palillos directamente de ellas y con cual me pediría yo si el teniente negro e irlandés (viva la mezcla patria yanqui) me espetaba “Cruz, ¿A ti de que te lo pedimos?”.

Mis primeras pizzas me las hacía yo de adolescente con la base congelada tamaño mediano de la marca Findus, tomate frito Orlando, lata de atún, quesitos El Caserío y orégano, mucho orégano.  Si no pones orégano no es una pizza.  El quesito tenía que estar cortado en trocitos pequeños porque, de otro modo, se quemaba la parte del piquito de arriba y no lo podías aplastar después para hacer que se pareciera a la mozzarella. Éramos cinco hermanos y mis pizzas, recuerdo, eran celebradas con grandes ovaciones. Digo recuerdo porque no lo sé a ciencia cierta. Si alguno de los cuatro que me leen pero no me escriben salivan al leer las líneas de arriba que me lo diga y así certifico junto con los suyos un recuerdo mío más.

Durante muchos años ante la pregunta “¿Cuál es para ti la mejor pizza del mundo?” hubiera contestado sin dudarlo: “La del restaurante de Gandía”. Tenía 20 años, experiencia gastronómica la Cruz-Morci (buena pero limitada), manía para hacer “rankings” gracias a “Los 40 Principales” y deseos de expresar mi opinión cada dos por tres. La semana santa de 1991 me fui con unos amigos a Gandía. Primera vez que mis padres me dejaban (bueno mi padre seguro que no me dejó.  Le veo con su gesto torcido de “A mí nadie me ha preguntado mi opinión”) salir de casa con amigos a pasar siete días de juerga supina. Mi padre torcía el gesto por mi novio. No es que no fuera fantástico, genial, el Príncipe Felipe, que decía mi abuela por la época, y educado hasta decir basta (con el tiempo y un bizcocho en el ranking de hombres de mi vida está muy bien situado en los primerísimos puestos del top cinco). No. El problema era que, para mi padre, no había “Príncipes Felipes” suficientemente buenos para su hija la mayor.

Aquella noche que nos tomamos libre Ricardo y yo (este nombre no es ficticio y como los hombres de mi vida no leen no hay riesgo que al pobre Richie le salgan los colores de la cara. Creo que estar en el top cinco le hace merecedor de una muy especial mención) de los amigos, decidimos ir andando sin rumbo fijo hasta que un restaurante nos llamó la atención. La dueña era francesa. Pocas mesas ocupadas en aquella ventosa semana santa Española. Pequeño y discreto el lugar. Para mirarse a los ojos y cogerse las manos por encima del mantel. Para sonreírse y decirse cuan enamorados estamos y que gusto tener toda la vida por delante para demostrárnoslo.

La masa era fina, fina y crujiente. En los bordes se adivinaba la mano del cocinero por ser irregulares. Tomate cocinado con un punto de azúcar para quitar la acidez. Aceite de oliva en mi nariz, un huevo frito y orégano del fresco, de aquel en el que a la hoja le ves los nervios de la vida.  Supongo que tendría algo más que el huevo frito pero solo me acuerdo de eso. Y de que me lo pedí porque nunca había tomado un huevo en una pizza y era lo más raro de la carta. Siempre arriesgo con la gastronomía. Con eso puedo arriesgar. Siempre me sorprenden las experiencias en el paladar diferentes.  Para bien o para mal, siempre es novedoso e irrepetible por ser la primera vez.

Sentenciamos que era la mejor pizza de nuestra vida e hicimos volver a todos otro día para certificarlo. Algunos no vinieron. Con 20 años no te gastas dinero en semana santa en un restaurante. Con Ricardo descubrí el placer de descubrir y de hacer “nuestros” pequeños restaurantes de Madrid.

Mirando aquella escena con retrospectiva y muchos años encima, me doy cuenta que lo importante no fue la comida sino la compañía. Habiendo sido una de las cenas más memorables de la que no tengo ni un solo recuerdo auditivo y si muchos olfativos, visuales y gustativos, llego a la conclusión que todo depende del cristal con el que se recuerde y que comer compartiendo intimidad gastronómica eleva el acto cotidiano a categoría superior.

Como no voy a tener otro niño para acompañar a mi Luc en sus desayunos, desde aquí me comprometo a sentarme con él cada mañana mientras paladea su tostada con aceite y sal y escuchar sus pensamientos a las 07.45 recién despertado, mientras yo me tomo el segundo te de mi mañana bañándome en sus ojos y en su Cola Cao.

Salud para disfrutar y calor para amar.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Lo importante


Este mes de febrero, marmotero, fresco, seco, luminoso y corto, muy corto, está resultando muy fructífero para mi.  Trabajo, pensamientos certeros, pasos agigantados y rebrote de sonrisas. Algunas cosas externas a mi persona me lo han desequilibrado y el regusto amargo me impulsa a escribir un post antes de tiempo pues no lo tengo ni para hacer un pis (así en plan ordinario).  Esas cosas son lo importante de mi mes de febrero, porque, por fin, saco la cabeza de mi caparazón de tortuga y me fijo en algo más allá de mis narices. Barcenas y sus papeles amarillos con letra de escolar suspendido, el cuñado del Principe y su esposa la tonta-lista, Ana Mato y su marido el tonto-listo, desalojos sin llevar a cabo por que los inquilinos desgraciadamente ya no están, mujeres pegándose fuego en ESTE país  trabajadores de Ibéria y Orizonia a punto de engrosar la lista gorda del paro (o no, o a la calle sin paro) en condiciones más que precarias gracias a la reforma laboral, los premios Goya y los periódicos fachas.

Este es un blog privado y particular en el que me mojo mucho conmigo misma (para gusto y disgusto de lectores) y poco con los demás.  Pero a veces, mis padres me enseñaron que hay que decir "¡Pero que coño!" y mojarse.

Tengo un gran amigo trabajando en Ibéria desde hace 28 años.  El primer trabajo de su vida. Casado y dos niños. Mi hermana está trabajando en Orizonia. No tengo permiso de ella para decir lo que sé de la verdad sobre la "no compra y los de la competencia" y lo que pienso de este tema, pero sirva la frase de que si "disfrutar" es un derecho universal como dice su publicidad, no digamos trabajar y que te hagan un despido procedente, claro que con este gobierno lo procedente va variando según sopla el viento alemán.

El Mundo (peridicucho fascista que ajenamente me avergüenza mucho más que el ABC y La Razón, estos dos siempre han venido de cara como lo fachas y retrógrados que son) me dio la primera bofetada este mes.  La noticia más leída de uno de los días de febrero fue que el soldado que "abatió" a Bin Laden ya no está en activo y no tiene cobertura medica. ¿YYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY? Un país como el nuestro donde TODOS los habitantes teníamos cobertura sanitaria y era un orgullo tenerla, se echa las manos a la cabeza ahora (que no todos los habitantes de ESTE país la tienen) porque un señor que disparó y asesinó a sangre fría a un "presunto culpable" mientras se protegía con su propia mujer como escudo humano (que yo sepa al desgraciado de Bin Laden no le han hecho ningún juicio; pero ordenes son ordenes y mientras las ordenes vengan de otro sitio que no sea mi cabeza quedo eximido de responsabilidad, ais, que bien. Tiro de gracia sin juicio) pues ahora no tiene seguro que le cubra las heridas producidas en el ejercicio de su profesión. ¿YYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY? Ni él ni nadie de ese país  ¿O es una novedad ahora que los seguros médicos en EEUU son privados a pesar, o además, de Obama? Y que es un "bonus" añadido a muchos trabajos. Bueno, pues este soldado da pena y da bola en El Mundo.  

Me da vergüenza un país que se lleva las manos a la cabeza por que alguien hace un crítica pública al gobierno y a la enorme escabechina que se está realizando por las decisiones tomadas desde arriba y no se las llevan por el hecho que se critica. Hablo de mi España.

La noche de los Goya yo disfruté como una enana toda sola en el sofá de mi casa por que a mi marido no le gusta el cine español y a mi si. Me gusta mucho. No todo. Pero me gusta. Y el americano me gusta también. No todo. Pero me gusta. Yo soy así. Me gustan muchas cosas sin menospreciar otras. Suerte que tengo.  La segunda bofetada del mes fue la portada al día siguiente del periódico La Razón. La foto de la portada nada más y nada menos, ¡¡¡oigan!!. Que se diga que haber anunciado un banco hace dos años como hizo Maribel Verdú la desacredita para ofrecer su Goya a  "los que lo han perdido todo" hace que me plantee muy seriamente apostatar de Española. Y no, no quiero ser catalana, quiero ser Saharaui.  Otros que no tienen donde ir, por cierto. ¿Hay alguien más que grite conmigo ¡Pero qué coño!?


Que ustedes lo pasen bien y disfruten lo que queda de mes.

Imagen sacada de http://images.lainformacion.com/cms/orizonia-preve-que-se-salvaran-1-500-puestos-de-trabajo.

sábado, 16 de febrero de 2013

Perdóname


Perdóname por verte llorar y no consolarte.
Perdóname por no haber estado por ti cuando más me necesitabas.

Perdóname por no estar a la altura para ti cuando tú siempre intentas estar a la altura para los demás.
Perdóname por verte sufrir y tener satisfacción por ello por pensar que te lo merecías.
Perdóname por utilizar doble vara de medida para los otros y para ti.
Perdóname por ser tan injusta y tan poco humanitaria.
Perdóname por no perdonarte el error. Por no verte el alma con amor. Por dejarte sola. Por sentirte incomprendida por mi. 

Perdóname por ser la persona que más te quiere en este mundo y dejar de quererte en tu peor momento.
Perdóname por que lo peor que te puede pasar en esta vida no es que no te quieras, es que no te perdones.

Ahora respira, sonríe y dime "Te perdono".  Hazlo de corazón, porque si eres capaz de ver la valentía de pedir perdón en los demás, cuanto más hacerlo al reconocer tu propio error y pedirte perdón.

lunes, 11 de febrero de 2013

Fanática de Quentin Tarantino


Ayer fui a ver la última de Quentin. Yo por Quentin MA-TO, así que si no te gusta pues no me leas. En los tiempos en los que ir al cine era mi pasatiempo favorito semanal, cuando no bi-semanal, las películas de Quentin las veía el día del estreno o casi. Yo era la que les contaba a los otros que tal estaba, bien o mejor y si tal otra era sencillamente sublime. Desde que mi “novio” Luc apareció en mi vida y se plantó con sus pocos años y su escaso intelecto para el cine, mis prioridades han tenido que cambiar y mis visitas al cine de adultos se han espaciaaaaaaaaaaaaaado. Ahora mi madrina, mis primas, hermanos y mis amigas me recomiendan ir a verla semanas después de su estreno.

Estas navidades fui sola a ver la última de Cesc Gay “Una pistola en cada mano” exclusivamente por qué me la recomendó mi amiga Silvia y por el plantel de buenorros nacionales que salían en el cartel (especial mención a mis deseados Noriega y Sbaraglia y mis amados Tosar y Darín). Fui sola porque mi marido se tragó la última de Disney (nos vamos turnando) y yo, más a gusto que un arbusto, me deslicé en la negrura de la sala mientras ellos dos me decían adiós con la mano desde detrás de un happy meal con muñequito.   

Quentin es el Dios.  El Dios de los desgraciados, de las mujeres fuertes y de los cineastas.  En sus historias pasan las cosas que te gustarían que pasaran, o que gustaría que hubieran pasado cuando las sitúa en un contexto histórico como en “Malditos Bastardos”. Con la música exacta que te gustaría que estuviera sonando mientras esas historias pasan. Y con los personajes concretos.  Los actores están tan bien elegidos y los muertos tan apunto resucitados.  El renacer de John Travolta en “Pulp Fiction” legándonos la mejor interpretación de su vida fue gracias a ser Quentin un fan de “Sábado noche”.  Luego, Travolta, se convirtió en un subnormal pero con no ver el resto de sus películas desde entonces, asunto zanjado.  El baile de Vincent Vega con Uma Thurman (incluido el momento que coge el micro y dice su nombre) y la conversación con Samuel L Jackson sobre los masajes de pies son dos joyas que valen la película entera. Mi otro renacer favorito fue el de Daryl Hannah como enfermera asesina.  El plano partido y la canción que acompaña mientras se pasea con todo su cuerpazo de antigua sirena y su parche en el ojo por el hospital, no tienen precio.  

Me encanta sus guiños a lo europeo, lo latino, lo negro, lo políticamente no correcto y lo asiático, sin quitarle ni un ápice de Made in USA a sus películas.  Esas películas tan lejos de "Armagedon" o finales del mundo apocalípticos.  En el cine de Quentin hay mucha vida por vivir aunque se mueran hasta el apuntador y Quentin mismo cuando sale. Durante años fui tan purista que solo admitía como pelis de mi Quentin “Reservoir Dogs” (vista y vista, y revista, en inglés) y “Pulp Fiction” (lo mismo del inglés). “Jackie Brown” no era Quentin y "Death Proof" menos. Odio a Kurt Russell. Con "Kill Bill" me relajé y me volví a enamorar y fue gracias a Uma que sólo me había gustado en toda su vida en "Pulp Fiction".  Desde entonces no le he sido infiel y si alguien habla mal de él delante mio: MA-TO. El inicio de "Kill Bill" con mi Uma por los suelos ensangrentada clamaba una venganza tal que hasta el propio Quentin anunció que haría una tercera parte.  Yo la vi en el cine Niza de Barcelona con mi amiga Esther embarazada de 8 meses.  Sufrí muchísimo por ella y al salir le pregunté si estaba bien, si la peli le había afectado.  Sonrió diciéndome que se había quedado dormida. 

De "Malditos Bastardos" rescato la delicia de lo importante de saber como dicen 3 los alemanes y los ingleses con los dedos de las manos. De "Pulp Fiction" mi super Bruce diciéndole a Maria "Zed is death, baby, Zed is death" (yo quiero que me llamen baby así, por favorrrrrrrr) y Quentin en albornoz en la cocina de su casa regañando a John y a Samuel con la gloriosa frase "Do not fucking Jimmy me". De "Reservoir" el señor Naranja cantándole a la oreja del policía y la discusión sobre si dejar o no propina a la camarera. De "Kill" la salida de la caja de pino a base de concentración de Uma y la pelea en la cocina cuidando que la niña no sufra. De "Django" hay tantos momentos que os estropearía la película a los que no la habéis visto, pero probablemente lo que más me gusta es lo larga que es.  Cuando crees que se acaba, aún hay más y mejor.

La violencia de Quentin da tanta risa en su última película como en todas las demás. Hay escenas muy duras pero siempre con giros inesperados y un toque de humor tan corrosivo que no es ácido, es casi mala baba española. Ayer le dí mucho la paliza a la pobre que le tocó estar a mi lado.  Mi marido me daba con el codo en el costado para que dejara de reír o lo hiciera de un modo más contenido. Al final, al liberarse él y la estirada de al lado con la risa de toda la sala, pude liberarme del codo y de mis preocupaciones.  ¡Qué disfrute!, coño, ¡Qué peliculón!. ¡Qué manera de ganar los desgraciados y las féminas! Pocas chicas para ser una película suya, pero por el resto, Quentin al 100%.  Si te gusta no te la puedes perder.  Y en pantalla grande por favor.  Volved al cine.

viernes, 8 de febrero de 2013

El día de la marmota


El dos de febrero es el día de la marmota.  Para los de mi quinta y los grandes peliculeros, este día está unido sin remedio a las peripecias del feo de Bill Murray con la preciosa (y sosa) Andie MacDowell.  Bill se ve atrapado sin querer por un hechizo que no se acierta a explicar en la película al levantarse cada día de su vida en ese 2 de febrero en un pequeño pueblecito sitiado por la nieve.  Ni morirse puede, porque al día siguiente de intentarlo vuelve a ser 2 de febrero y está vivo y coleando. 

Esta película junto a "50 primeras citas" de Adam Sandler y Drew Barrymore, son mis películas absurdas favoritas cuando entras en el bucle del tiempo. Las dos son películas americanas de humor ácido con ese toque naif de ellos que chirría en nosotros taaaaaaan europeos pero que nos emboba como niños de 6 frente a una esponja que vive en una piña en el fondo del mar.  Lo compramos.  En la segunda no hay ningún conjuro inexplicable. Drew ha tenido un accidente y solo tiene memoria de 24 horas.  Ella cree que siempre es el día anterior al accidente y su padre y hermano la mantienen en esa duda.  Un día Adam se enamora de ella y se dedica a tener 50 primeras citas con la mujer de su vida. Encantador. Si tenéis oportunidad visionarla y disfrutarla.

Estoy inmersa en mi mes de la marmota.  Durante 21 días trabajaré en el mismo sitio, con el mismo horario y la misma gente.  No variaré ni gastronomía, ni horario de entrega, ni compañeros de reparto.  Así está contratado y así lo he dispuesto yo misma (que me podría haber dado fiesta algún día).  Cada mañana cojo la furgoneta, la cargo en el centro de producción y me encamino hacia Avinyonet del Penedés.  La foto que ilustra este post la he tomado en el mismo sitio cada día desde el 4 de febrero.  Me sigo parando con la furgoneta en medio de una loma y la sigo haciendo.  Me fascina Montserrat.  Las viñas peladas y con aspecto raquítico de febrero.  El vientazo que hace estos días en la zona. El sol brillante y espectacular que no calienta en este segundo mes del año pero ciega si conduces sin gafas de sol.

Por primera vez desde hace 14 años sé lo que voy a hacer a ciencia cierta cada día a no ser que me ponga mala o me estrelle en la nacional 340. Generalmente sé que voy a hacer cada día de mi vida laboral pero, como soy autónoma, hay mañanas que me levanto y me dan unas ganas terribles de hacer lavadoras, o de surcar peligros junto al pabellón 4 del Garraf, o comer un cocido con mi hermano Andrés, o mojarme los pies en la playa respirando muy adentro para llevármelo de vuelta a casa.  Ya os gustaría a muchos, ¿verdad?.  Pero una gran libertad implica una mayor responsabilidad y eso, a mi, me lo inculcaron a fuego lento tu mirada.

La libertad de "Tu verás lo que haces" en mi caso siempre se ha traducido en sopesa, analiza, busca pros y contras y si encuentras que lo puedes hacer mejor, cómpralo.  Por eso es tan importante para mi, que soy tan analista, cuadriculada, responsable y controladora, que otra persona (un cliente) haya tomado en mi lugar la decisión de como va a ser, quiera yo o no, mi mes de febrero.  Estoy feliz como una perdiz.

Cada día tengo dos horas de camino en furgoneta entre ida y vuelta. Y eso es lo mejor de este mes. Por nacional a la ida y por carreterilla comarcal atravesando el Garraf a la vuelta.  He ido con gran selección de música propia y escuchando la música en la radio moderna.  No queriendo saber nada del mundo exterior he dejado de lado las noticias que siempre he escuchado en la SER o en RAC1 para centrarme en las arbustos del camino, los giros de la carretera, los bares de menús adosados a el arcén, las ropas intimas secándose con los camiones al pasar y los tractores pesados que se atraviesan.  Me deleito con los giros de volante, las rayas mal dibujadas, los almendros en flor y el firme de la carretera con barrigas.  Todo me hace sonreír.  En la radio suenan canciones de hoy (no escucho M-80, que es lo que suelo escuchar) y me regocijo escuchando temas en los que las letras dicen exactamente lo mismo que decían los cantantes cuando yo tenía 15 años.  A todos nos pasa lo mismo.  Todos somos iguales.

Mi mes marmota me asemeja a la gente con rutina.  Me encorseta y me obliga a centrarme para no salir de ese momentáneo corsé.  Me gusta por que hace que me fije en la variedad del día, en cuantos zumos servimos hoy y si en los italianos toman muchas cocacolas zero y los franceses no.  Cuantificar un día del otro en parámetros medibles me reconforta y yo ¿soy otra? ¿soy mejor o peor? ¿soy más o menos mamá o profesional?.  Yo soy la suma de mis momentos y de los momentos de los que interaccionan conmigo.  Por eso en mi rutina no tengo que tomar decisiones y, por un mes, me puedo dejar llevar. Que gustico da....
     


lunes, 4 de febrero de 2013

Fantasías sexuales confesables


Hace unos años fuimos varios amigos a cenar una raclette en casa de un compañero de trabajo que era francés. Este chico, apodado por una compañera como el "Molthome" (muy hombre), no era santo de mi devoción sexualmente hablando pero tenía un algo (o un varios algo, seamos sinceras).  En un momento de la cena y con dos copas de vino blanco encima, pero no demasiadas, nos contó muy tranquilamente que había estado en un sitio donde hacían intercambio de parejas.  Risas, bocas abiertas, caras de "si, hombre y ¿qué más?" y ojos de "cuenta, cuenta".  Chicos y chicas queríamos saber.  ¿Porque un tío como él iba a un sitio sórdido a buscar algo que podía encontrar en cualquier otro sitio? ¿Había ido solo? ¿Se paga por ir? ¿Es legal? ¿Es clandestino?¿Cual es la dirección? ¿Volverías conmigo? (esto no se lo preguntó nadie pero alguna lo pensó).  Bueno si me lo dejan a mi sola hago una tesis del tema pero eramos muchos y yo creo que enseguida se arrepintió por lo catetos made in Spain que nos vio.  Le inflamos a preguntas y a comentarios sarcásticos de uno y otro estilo. Eramos bastante más jóvenes que ahora.

Él había ido con una amiga y Barcelona había sido su primera vez. "No semos tan catetos" pensé.  En ese sitio, que era normal, nada clandestino aunque no tenía luces de neón en la puerta diciendo "Aquí se intercambia la pareja con la del vecino. Pasen y vean", el único requisito para entrar era ir acompañado.  Si no, no se intercambiaban parejas, claro está. Su amiga no tenía con quien ir y se llevó a Molthome a los reservados. Si hubo más veces con su amiga o con otra, nunca lo supimos pues no hubo huevos más allá de esa noche de raclette y vino blanco de seguir preguntando entre registro y salida en la recepción del hotel en el que trabajábamos. Muchas empezamos a mirarle con otros ojos.  No mejores o peores, pero si, otros ojos. 

Lo que hizo no nos lo contó, o yo, la verdad, no recuerdo que nos lo contara pero no es lo importante.  Lo interesante de la experiencia era porque lo hizo y si se sintió bien o mal y si la gente allí era normal o eran viejos verdes y si ellas tenían pintas de fulanas y ellos de viciosos.  Molthome tenía pinta de francés de campo con una cara de amapola que tira para atrás y además creo recordar que era Libra.  No un Escorpio fogoso putero, no, un Libra a lo padre de familia paseador de bicicleta con 30 años. El caso es que los que estaban allí, según él, eran todos normales, algunos jóvenes (treintañeros), otros más mayores (la mayoría) pero no había viejos verdes ni Carmenes Lomanas trasnochadas. Había ido porque había querido y todos allí tenían la misma cara de placidez no forzada.  El acuerdo honesto entre dos personas es lo que hace de un acto un disfrute y no una vejación. 

¿Hubieras ido con tu pareja de haberla tenido? Ni loco. Contestó. Y claro es lo que tienen las fantasías sexuales animadas que cuando estás en tu oscuridad haces "click" y me voy a dormir y "negro aceitoso con su traje de butanero" se espera hasta que lo rescates del armario (no es mi caso, no me enviéis negros aceitosos a casa, gracias) pero con tu pareja, presente o no en el momento, hay un después.  Y el después de los despueses (que dice Sabina, que sabe un rato de esto) es lo que pierden que las fantasías sexuales se conviertan en reales. 

Como arrieros somos y en el camino nos encontraremos os doy pistas practicables con la pareja para evitar los despueses especiales para los cuarentones que me siguen.  De la gente más mayor que me sigue no sé nada de su vida sexual como para dar pistas y a los treintañeros sin hijos solo os puedo decir que disfrutéis coño, no se que hacéis leyéndome.

Así a voz de pronto una de las más facilonas entre mis amigas (fantasías.  Que quede claro que mis amigas no son facilonas) es la de en la cocina mientras friegas con un delantal de los de puntillita horrorosos y unos guantes de no romper las copas y Antonio viene por detrás mientras tu familia dormita con la peli de Antena Tres en el salón. Saltarán todos mis lectores masculinos a mi yugular diciendo que si alguna vez hemos tenido guantes y delantal chacho y han aparecido ellos por detrás les hemos dado con la espátula llena de espuma en la cabeza.  ¿De verdad? ¿de verdad lo habéis intentado? Por que tengo amigas que son fogosas lo justo y cuando su Antonio (no conozco a ningún Antonio, por eso lo meto que luego me ponéis frita con las preguntas por guasaps privados) las ha pillado de repente, ellas luego se ríen como tontas, je je, que casi nos pillan.... Antonio.

El aire libre.  Campo o playa.  Esta era una realidad de cuando eramos jóvenes, sin casa propia, con el coche de prestado o sin él y con urgencias cada dos por tres seis. Pues esta también es fantasía recurrente encasquetando niños a quien sea porque en nuestras salidas al campo o la playa, actualmente, siempre vamos acompañados por ellos.  Pero, es una fantasía ¿no? Fuera niños. Hoy no existen. Buscad un hueco.

Más fácil, para los que sois de corazón débil, es la del teatrico.  Esa nos encanta a casi todas.  Si al teatrico de "Hola ¿que tal? ¿Donde le pongo la bombona de butano.... señora?" con voz a lo Constantino Romero, lo acompañáis de atrezzo de teatro del bueno (que diría Mou) con ropa y artilugios para la ocasión, entonces: La bomba lironda. Sé que da mucha risa y te desconcentras todo el rato, pero, josuspordios, nos volvemos a concentrar. Al fin y al cabo llevamos todos una media de 10 años con nuestra pareja actual y sabemos como volver a concentrarle con dos miradas y un beso. Y si se ha perdido el momento, si es por unas risas que tanta falta nos hacen, bienvenida sea la perdida. Aquí, que mis amigas me corrijan, estamos todas de acuerdo.

Todas estas fantasías se pueden consensuar y hablar o no. Hay veces que hay que intentar y arriesgarse.  A todos nos duele que nos rechacen pero quien no se moja el culo no pesca peces.  Y si el pez pescado ha sido tras algún que otro culo mojado, la satisfacción de la pesca es mayor.  Chicos y chicas (aquí para todos igual que conozco casos para dar y tomar) no hagáis que vuestra pareja se moje mucho o os puede acabar mandando a la mierda.   

Salud para disfrutar y este post va dedicado a Molthome, allá donde estés, que te hemos perdido todos la pista, aquella noche nos diste a todos una lección de naturalidad y simpatía sin igual.

Imagen sacada del blog http://elblogdejoseantoniodelpozo.blogspot.com.es/2012/06/tom-cruise-y-nicole-kidman-un-deseo.html