jueves, 31 de enero de 2013

Borrón y cuenta nueva


Facebook 07.30 am “El cielo está surcado de rayas blancas y Luc me dice “Mamá ¿Por qué todos se quieren ir de aquí?” “Hombre, a lo mejor son aviones que llegan” “No. Esos se van”.  Tan claro lo tiene que fa por. Que tengáis un buen día surcado de líneas blancas.  Querrá decir que estáis vivos”. Este era mi estado esta mañana.  Poco tiempo después la primera sonrisa me la provoca mi Vae Victis comentando“… o qué vais muy puestos?”.

Al recoger al niño de la clase extra escolar de la tarde se me ha acercado un padre y me ha dicho “Oye lo de las líneas blancas de esta mañana…” “¿Qué líneas blancas?” me ha pillado muy desubicada, la verdad, entre una cancha de baloncesto y un columpio de los reglamentarios donde los niños no se hacen chichones si se caen de boca. “Lo de tu Facebook.  Me lo he leído un par de veces porque he pensado que se te ha olvidado poner alguna línea o algo.  No lo he entendido” “Hijo, era en plan poesía.  Por muchas líneas blancas que haya en tu día, aunque no te gusten, que las sepas llevar, y las tengas, quiere decir que tienes vida” La respuesta ha sido “Ah, pero ¿era un poema?”.  Primera sonrisa de la tarde.

Carles me escribió anoche un guasap haciendo referencia al post de mi vuelta al invernadero de hace unos días “Muy bonito el post. Cuando estabas a punto de entrar, casi me cago de miedo.  Por cierto estos pabellones son invernaderos donde se cultivaba marihuana hasta que los tuvieron que cerrar después de un tiroteo con la poli donde murieron 3 personas”.  Última risa de anoche.

Marian me ha llamado y me ha dicho que cuando ha visto otro post de plantas casi se pega un tiro.  Que vale ya. Que cuente algo más interesante.  Que la primera vez que se leyó lo de los invernaderos tenía su gracia pero que una foto más de macetas tiradas por el suelo y me deja de leer.  Y encima que voy caminando con Manel en las orejas y es para morirse otra vez del aburrimiento.  Hija, Ana, que coñazo.  ¿No puedes hacer un post de risa?. Carcajadas generales a las seis.

Jose me ha mandado un link desde twitter en el que se lee “Cómo introducir nuevas temáticas en tu blog y no perder seguidores”. Y luego una cara contenta con un ojo guiñado.  No he llegado a leer el artículo (a lo mejor debería leérmelo antes de publicar este post) por que no se cargaba bien y luego el día me ha llevado de aquí a allá por mis líneas blancas. Pero Jose me ha arrancado la sonrisa número dos de la mañana.

Desde que escribo, aparte de estar más guapa, más delgada, con el cutis más terso y más feliz, las personas que me rodean (amigos, conocidos y lectores anónimos) me dan consejos gratuitos sobre estilo, gramática, ortografía, si tengo más o menos gusto o si sé más o menos sobre sexo en general como para hablar tan particularmente sobre él. Muchos opinan y las opiniones negativas, lejos de rebotarme, me ponen gorda.  Para empezar por qué me leen.  Y aunque escribo para mi gusto personal, si me leen, regalo doble.  Si gusta, ni os cuento.  Si ese gusto me lo hacen saber, es casi mejor que si cobrara por ello.

Las risas de mi día y el brillo de mi cara como si me hubiera tragado un sol de junio (que dice mi amiga Lady Marquin) se la debo en gran parte a este blog y a todos los que participáis en él.  Seguir dándome caña y dándome mucho por culo por que sois la sal de mi huevito y sin vosotros no sería la misma Pere Gila que viste y calza.

Post especial para mi Mari que está hasta el moño, ha quedado muy clarito, de que hable de plantas.  El próximo del caso Barcenas que sé que te pone la temática.  Prometido.

miércoles, 30 de enero de 2013

Pere Gila vuelve al pabellón 4


Ayer volví a pasear por el Garraf de la mano de Manel.  Me crucé por el camino con tres corredores en un paseo de una hora de duración.  En soledad y feliz, era un vacío humano solamente llenado por Manel y la naturaleza.  La misión de la mañana era "despejar el cap" y cumplir la promesa realizada a Amalia en un post anterior.  Como bien dice ella cumplo siempre mis promesas (me puede la boca y el orgullo).  Esta promesa en particular me apetecía mucho hacerla por gusto personal y por habérsela hecho a mi madrina.

Imprimí a la mañana el post de "Naturaleza domada, humanidad salvaje" y le añadí una nota para indicarle a la persona que lo encontrara que estaríamos más que contentos mis lectores, y una servidora, si nos hiciera el favor de contactarnos mediante un comentario en el blog, contándonos la historia del pabellón cuatro.


El cielo de ayer 29 de enero era majestuoso.  Los cuatro pabellones me esperaban igual de silenciosos que un mes antes pero mucho más tétricos.  Ayer iba caminando sola y me asaltó la idea de que nadie sabía que estaba allí y que lo mismo me salia un tipo con una azada a defender sus ficus.  Respiré hondo y pensé que con mi post impreso y mi sonrisa de martes le encandilaría.  Llegué más o menos frescachuela hasta la puerta del pabellón cuatro y ante el candado volví a oír la voz de mi marido.  "¿Te vas a meter ahí que hay un candado?". Debo ser más acojonadilla de lo que creo porque tuve que tirar de memoria para recordar que alguien me había dicho (creo que fue Stu) que Pere Gila era toda una intrépida y cerré los ojos pensando "Va a entrar Pere Gila y no yo".


Con el viento las hojas del escrito se volaban y el celo se me pegaba en los dedos.  La respiración se me agitaba y el corazón se desbocaba como si estuviera cometiendo adulterio. Nena, me dije, pareces tonta. Sonreí y busqué algo con lo que aguantar los dos folios mejor que el celo cutre salchichero. La próxima vez, nota mental, traigo cinta de feria de esas para la moqueta. Ja, segunda nota mental, como que va ha haber una segunda vez. Unos tiestecicos tuvieron a bien suplir a la cinta de feria.



Desanduve lo caminado con ligereza de piernas y risa en el corazón y al llegar a Gavá me dio pena que mi paseo se hubiera acabado ya.  Me hubiera tirado el día entero escuchando las historias de Manel susurradas a mis oídos. 

La verdad es que no tengo muchas esperanzas de que quien lo encuentre le vea la "gracia" a decirnos nada.  O que el viento se lo lleve.  Pero no lo he hecho por eso.  Hay veces que uno hace las cosas por que siente que las debe hacer y confía en que el destino y la vida vayan desmadejando el ovillo mientras uno mira divertido desde el otro lado dejando pasar el viento, el agua, las hojas, el sol, la luna.... la vida.  De pronto una tarde ya no te acuerdas de por que fuiste al pabellón cuatro y solo te queda el recuerdo de la canción en el corazón y el sol en la cara. 

Este post va dedicado, como no, a mi madrina rumbera Amalia Morcillo y a mi amiguita imaginaria Stu, que me sopló valor intrépido cuando más me hacía falta.

sábado, 26 de enero de 2013

Freelance: la azafata del autobús


Una de las muchas cosas que hago para ganarme la vida, es decir, me dan dinero a cambio de lo que sé hacer, es ser freelance o Tour Leader.  Mi amigo Rafa piensa que soy una azafata en el autobús y se ríe con sorna de que me paguen por ello.  La verdad es que hay días en los que sí: soy la azafata del autobús y me pagan por darle palique al conductor y a cuatro viajeros.  En este mundo, menos los que son guías oficiales (yo no lo soy), todos nos metemos por casualidad y si te engancha y te gusta es difícil salir.  Hay que tener idiomas y ser un poco “echao p´alante”.  A mi, Mónica Jofre, me bautizó en recepción del Hotel Arts como la “echápalante” así que cumplía con los dos requisitos imprescindibles.  Luego si tienes un conocido en el sector que un día vaya asfixiao y necesite una azafata que sepa leer, tira de ti, y de ti depende que eso sean más días.

De todas las cosas que se hacen en un congreso mi especialidad son dos: Alimentos y Bebidas (soy la F&B, que dicen en inglés) y Hoteles (la del hospitality, en nuestro argot).  Pero como soy muy “echá p´adelante”, además de mis especialidades, he acabado desempeñando, con más o menos rigor, las tareas de: Transferista (la que recoge pasajeros en una terminal, la lleva al autobús correspondiente y les acompaña al hotel); coordinadora de terminal (la que coordina a las diferentes transferistas en congresos de mucho movimiento); hacer visitas de inspección con el cliente final (gran responsabilidad); acompañante de grupo para una gimkana en bicicleta por la ciudad (esto fue un parto malayo); coordinación de autobuses en un parking de un congreso de 2.000 participantes (esta ha sido la más freak alejada de mis instintos naturales); regidora en un espacio que no conocía para nada coordinando a los electricistas con un plano de luces y enchufes que me tuvo sin dormir 2 horas el día que me lo dieron (luego pensé que si me lo habían dado habrían visto algo en mi que yo no acertaba a ver.  Y acertaron.   Estuve impecable en aquel congreso); organizando guardarropías monstruosos (todo el mundo debería estar en un guardarropía alguna vez en la vida para que luego no nos pongamos tan estúpidos si no encuentran nuestro abrigo); empaquetadora durante 8 horas junto a cuatro freelance más haciendo paquetes de bienvenida personalizados en lentillas con las dioptrías de cada ojo (TELA MARINERA) que se les daba a unos 800 médicos asistentes (lazo incluido), y un larguísimo etcétera.

¿Lo mejor de este trabajo? Indudablemente la gente.  ¿Lo segundo mejor? Los espacios.  ¿Lo tercero? El dinero.  Lo cuarto, la gastronomía.  Yo que tengo fama de ser tan de piquito fino lo he puesto en cuarto lugar porque hay muchas veces que no comemos o mal comemos.  En catering hay una máxima: “Desayuna fuerte que NUNCA sabes si vas a tener tiempo de comer”.  Hay otra que es de mi amigo David Martinez y me la aplico en muchas facetas de mi vida que es “Cruz, tranquila, siempre se acaba pasando cafés”.  Y es verdad, siempre, siempre, por muy mal que vaya el evento, muchos camareros perdidos por el monte, mucho proveedor que no llega, mucho mantel equivocado de medida, más clientes de los que te habían pedido, muchas hormigas subiendo por el mantel, siempre, siempre hemos pasado cafés, y cuando se pasan cafés, ya se ha acabado todo.  Supongo que si me muero en medio de un bolo no podré pasar cafés pero, entonces, ¿a quién le importa que el tío del hielo haya equivocado cubito por pilé?

La gente que más me gusta es la que trabaja conmigo. También hay clientes que me han sorprendido e incluso alegrado el día a lo Clint Eastwood (ya sabes “Baby, make my day!”) y cada vez que se acercaban al Hospitality del hotel tenía yo sonrisa asegurada y pasteleo conseguido.  Pero lo mejor son los ratos en los que descubres a alguien.  Tengo un chofer que me maravilló contándome con pasión unas historias de la segunda guerra mundial de un modo que os alucinaríais.  Por si no lo sabéis la 2ªGM es un tema que me apasiona cero.  Estoy un poco hasta el gorro de ella porque me he tragado en casa algún que otro documental debido a mi marido.  Pero este hombre consiguió que la hora de retraso del vuelo pasara volando.  Fue una vez y nunca le he vuelto a ver.  Todo el mundo tiene una historia detrás del uniforme y mi suerte es que, a veces, hay tiempos muertos en las 14 horas que pasamos juntos y las circunstancias propician desgranes de esas vidas en pequeños fascículos.

Una de mis compañeras es diseñadora de joyas, y muy buena por cierto.  Su sonrisa y su actitud hacen que cada vez que coincido con ella me dé una alegría añadida al estar trabajando. Hay una italiana que tiene una vida amorosa de película total.  No solo eso, lo cuenta tan, tan, tan bien que estoy desenado volver a coincidir con ella en el Hilton Diagonal Mar para que me repita la historia de aquel chico de Madrid en Grecia que conoció durante 12 horas.  Él se hizo pasar por su novio delante de un lugareño cuando se habían conocido minutos antes  y acabaron besándose por las calles sin valor para ir al hotel antes de que su avión partiera esa noche.  Quedaron en verse un día a una hora para acabar de culminar su amor en Barcelona.  Hay una vegetariana valenciana con su moño y gafas que me enamoró por su mirada y me conquistó por su aurea.  No hablamos mucho pero me reconfortó que estuviera allí. Tengo un amigo freelance que cuando está la risa es constante.  Me ayuda y tranquiliza en los flecos que salen y me habla catalán para que progrese. A veces lee mi blog y claro, tengo que hacerle la pelota.  Se llama Joan.  Hay una chilena abuela de un niño de la edad de mi hijo.  Ella solo tiene 10 años más que yo con una vida impresionante a sus espaldas en países y experiencias laborales.  Una catalano-suiza con una madre llamada “la sueca” en los años 60 porque en España, la gente, lo de Suiza-Suecia lo llevaban muy mal. Una diseñadora de cuentos junto a su hermana que nos enseño su primer trabajo impreso y publicado en una terminal del aeropuerto.  Una madre de tres, vasca y muy resoluta.  Un contador de historias de salidas de armario de las de escandalizar que son el pan nuestro de cada día y la sal de los huevitos de otros.  Una bloguera de tendencias de moda que me dio dos pautas para mi estilismo la semana que compartimos pupitre en, otra vez, el Hilton Diagonal Mar (he tenido mucha suerte el año pasado, es un hotel que me encanta).  Yo a ella, mal comedora le di la pauta de “Mejor todojunto que por separado”.  Una que tiene un caballo y a su novio Viggo le hizo espaguetis!!! (como a mi hermano Andrés!!! Muy fuerte).  Una francesa muy profesional que subió de visita de inspección con Maragall en el ascensor del Hotel Arts cuando todavía estaban los andamios en la época de los juegos Olímpicos de Barcelona.  Un coordinador de autobuses con una mala leche y un corazón tan grandes y tan juntos que se le salen por la boca. Me gustó mucho abrazarle el otro día en el MNAC (Museo Nacional de Arte de Cataluña). Una tauro loca por un libra a la que ayudé a reír sin ayudar mucho más con mis líos de horóscopos (soy libra con libra, pastel completo).  Ella sin saber, también me ayudó aquel día a mí.

Muchos son de los que te salvan el día porque son ellos los que llevan el control.  Otros son de los que te siguen a ciegas porque ese día eres tú quien lo lleva.  También hay gente que te complica la existencia porque son de los que tiran a contracorriente pero últimamente no me he encontrado con estos.  Será que mi perspectiva ha cambiado.  Lo cual es genial.  Es más fácil cambiar tú que cambiar a los otros.  Bueno, esto que acabo de escribir lo he escrito muy rápido, pero estoy en ello. 

A todos y cada uno de mis freelance, gracias, sin vosotros este trabajo sería una autentica mierda, para que mentirnos.


sábado, 19 de enero de 2013

Huevos

A veces pienso que tengo los huevos en la cabeza. Justo al lado del hipotálamo, la parte que controla los sentimientos.  Tengo el corazón en el estómago, la caja de ahorros en la cabeza y el botiquín de primeros auxilios en la aurícula izquierda, que es la parte tan conocida del corazón que controla el amor.  Pensaréis que no tengo huevos, pero os equivocáis.  Si creéis eso es que no me conocéis.  Los tengo.  Muy bien puestos y de los de dos yemas cada uno.

Si he empezado diciendo que a veces creo que los tengo situados así, es porque a veces lo siento de otro modo.  En mi el pensar y el sentir están siempre liado el uno con el otro.  Los confundo y pienso lo que siento y acabo sintiendo lo que estaba pensando.  Con mi cabeza reconduzco los sentimientos en vez de dejarlos fluir.  De pequeña esto me aterraba.  Que emociones y sentimientos dieran la cara mostrando un yo que a mí no me gustaba. Un yo que no estuviera a la altura de las circunstancias y de las personas.  Un yo débil.  Tímido.  Apocado.  Cobarde.  Por eso me crecieron huevos con yemas en el hipotálamo y tiré para adelante.

Los huevos fueron centro de energía y, de las cuestiones amorosas, pasaron a ocuparse también de asuntos laborales, económicos, sociales, familiares… Pasé a hacerlo todo por huevos con mejores o peores resultados, me daba igual. Pero por mis huevos.

En los últimos meses amigas diversas han acudido a mi (debe ser que el blog de Pere Gila se parece cada vez más a la puta consulta externa de la señorita Elena Francis, y digo externa porque me lo cuentan fuera de aquí) para hablarme de las  jaquecas económicas que tienen en la cabeza, los partos de estomago por amor y las sombras de enfermedad negra en el corazón.  Esas conversaciones hacen que cuando acaban yo me siento seca, miserable y “renegría” como una pasa de las duras, no las de Corinto.  Pocas horas antes yo era una súper uva a punto de explotar por no aguantar más.  Mis Vodafones particulares eran autenticas nimiedades al lado de las batallas que ellas estaban pasando.

Los hombres también me hablan, pero no se muestran tan verdaderos.  Les puede el macho alfa que todos llevan dentro y se guardan cosas por si acaso. ¿Por si acaso qué, coño, si mañana nos hemos muerto todos?  Ellas se desnudan en pelota picada cual Eva en el paraíso y en dos palabras me plantan su verdad.  Yo me maravillo por que recordaba esas conversaciones cuando tenía 17 años pero las había dejado aparcadas durante una eternidad.  Puede que a mis amigas no les gustaran mis huevos de machito alfa y las tirara para atrás.

En marzo del año pasado descubrí la diferencia entre sentimiento y emoción y descubrí lo que mi mente y sus yemas estaban haciendo en mi corazón.  Descubrí que tenía los órganos vitales muy a la latina, pero no demasiado.  Creo que cuando te pasas de rosca es cuando te vuelves visionaria.  Ahora los huevos son ya huevitos y van camino de convertirse en ovarios y anidar donde siempre tenían que haber estado.  Aún les queda un largo camino que recorrer pero tengo la enorme suerte de contar con amigas doctoras de la vida que me quieren lo que no está escrito y me lo demuestran sin pudor.  Gracias a ellas por el camino recorrido y por mostrarme su corazón.

Tengo que pensar en lo que tengo que pensar y tengo que dejar fluir los sentimientos de amor, odio, ira, tristeza, coraje, impotencia, temor…  sin dirigirlos yo.  El control tiene que escapar de las manos y siendo la mayor de cinco hermanos eso me cuesta… un huevo y parte del otro. Respirar y sosiego, mucho sosiego (que dice siempre mi padre hasta la eternidad, aunque a él se le enquisten mucho los sentimientos también, pero con la edad menos) debe ser la misión de este 2013.  Debe.  ¿Veis? Otra vez mis huevos floreciendo…. Vamos a ver si lo conseguimos.

Este post va dedicado a mí, hija, porque se te olvida todo lo que sabes.  Léetelo de vez en cuando y respira, respira.  Tu Pere Gila que te quiere una jartá.

miércoles, 16 de enero de 2013

De profesión: Tabernera


En mi oficio, lo que siempre me gustó más, es el vacile de la barra. El calor de hacerle sentirse bien a alguien al mirarle a los ojos y servirle una copa.  Tenía 19 años la primera vez que me puse detrás de un grifo de cerveza junto a mi amiga Marian. Fue todo una casualidad.  O no.  Aquel día Borja se puso enfermo y no se encontró otro sustituto a tiempo.  El destino nos es propicio y nos pone delante piedras para que aprendamos a saltarlas.

Cuando era pequeña era muy torpe. Aun hoy lo sigo siendo.  No coordino bien, lo que se dice físicamente.   Mentalmente soy otra cosa. Tengo unos amigos (catalanes cachondos) que me llaman "Ana Pum" porque siempre me caigo.  Tropiezo. Y me levanto. El ser camarero, para mi, era más inalcanzable que ser astronauta de la NASA.  Ese llevar la bandeja con una sola mano.  Ese pegar el codo a las costillas en angulo de 90 grados. Desenroscar la Larios con la mano libre y servirla con alegría.  Sin salpicar.  Sin medrar.  Sonriendo a la concurrencia.  Con el piropo a punto en los labios y la gracia en la lengua.  Con la memoria de las copas pedidas y la asignación siempre correcta de las mismas.  Me maravillaba con 10 años, con 13 y con 19.

Aquel día un novio tabernero me dio la oportunidad (lo mejor que me enseñó en toda nuestra relación) y nos puso a mi Mari y a mi detrás de la barra del único bar que estaba abierto (como en una canción de Sabina).  Yo lo pasé fatal.  Mari, que es una inconsciente, supongo que menos. Lo mejor, pasado el susto inicial y desbordando más de una coca-cola y muchas cervezas, fue que, el tabernero, nos pagó.  Lo habríamos hecho gratis.  Pensamos. Lo sé, se adelantó él. Me habéis salvado el pellejo con mucha gracia y esto es lo que vale.   

Quedé bautizada y probé otras barras.  Desde entonces hasta ahora más de 20 años han pasado.  He sido maitre, responsable de sala y friegaplatos, pero siempre, siempre, incluso hoy en día, la barra es mi perdición.  Pasar la bayeta cuando alguien te incomoda y ves una mancha donde no la hay es mi gran manera de hacer mutis por el foro.  Servir bien.  Servir rápido.  Regalarme en cada trago.   Para que te lleves un Dyc-cola y una de mis sonrisas junto con la promesa de darte más si vuelves.  Y mis clientes vuelven.  Ya lo creo.  Es mi gancho.

Será mi ego, pero en eso lo tengo muy inflado. Porque yo lo valgo.  Porque yo lo puedo.  "Soc la crack" de las barras del lugar y hoy.... hoy... abriría una taberna...

Post dedicado en la noche a una estrella que me anhela.  No es tú tema pero es mi beso de buenas noches para ti, mi Lady. 

Foto tomada en el Pabellón del Espejo, Madrid el 16 de enero de 2013 

sábado, 12 de enero de 2013

Madrid



Si, si, si… me voy a Madrid.  Serán solo seis días.  Será para trabajar.  Me voy sin mi hijo.  Pero…. ME VOY A MADRID.

Me encanta volver como turista desarraigada a la que casi todos ven como Polaca Independentista conversa.  No es verdad.  Y las no verdades de mi persona, son las que más gracia me provocan. Desde que escribo en este blog me pasa a menudo.  La gente se cree que soy Pere Gila y no. Pere Gila es lo que me gustaría ser. Al 100%. Las 24 horas del día. Hay veces que no le llego a la altura del betún de los zapatos negros de coordinadora. En lo que coincidimos plenamente, Pere y yo, es, en nuestro mutuo amor por la ciudad que vio parir a mi madre hace ya 41 años y viva la madre que me parió, dicho sea de paso.

Me gusta su frío helador en invierno y que cuando entres en las cafeterías haya vaho en las ventanas y todo el mundo tenga un montón de ropa al lado quejándose de que hay que ver que frio hace este año pero no tanto como el pasado ¡eh!. Me gustan sus tejados desde el balcón de un séptimo piso con el marco del inigualable cielo azul de Madrid.  Son anárquicos, rebeldes, chulescos y desordenados.  Justo como yo.  Con sus antenas de rayos, de teles particulares y de comunidad de vecinos.  Con su ropa de sábanas secándose en la mitad de tiempo que se secan en Barcelona. Con sus calles cortadas y juntadas en las aceras y sus tejados haciéndose amigos de los balcones del edificio de al lado.

El cielo de Madrid tiene un azul que no lo tiene ningún otro.  Por mucha capa de boina de contaminación que digan que tiene.  Cuando estás allí, debajo de la boina de mierda, los ojos se te drogan y ese azul es, no eléctrico, sino luminoso.  Es cegador y hace que camines embobá buscando el trocito de cielo siguiente por donde saldrá el sol.

En Madrid es fácil hacer amigos, dicen unos. Bueno, es fácil encontrar con quien tomarte una caña un martes, pero eso no es un amigo, dicen otros.  Pero amigos de verdad, de verdad, en Cataluña.  Aunque un martes sea difícil tomarte una caña con alguien.  En Cataluña ellos “hacen cafés”. Los amigos los tengo en todas partes.  Van pegados a mí. Estas Navidades he tenido muy presente a una amiga muy querida que no estaba físicamente conmigo pero me ha llevado de la mano todas las fiestas.  En los momentos buenos y en los malos.  Esta semana que me voy, me llevaré en mi corazón a la chica de Mobles Bernat y a sus abrazos de luz explosivos.  La guasearé y le diré “T´estimuuuuuuu”.

Estoy soñando con tomarme una cerveza muy bien tirada por un tabernero gordo al que le queda ajustao el chaleco negro y lo lleve sin abotonar.  Bien fresquita, y en su vasito de caña, con su golpe seco en la barra de mármol y su espuma intacta de dura hasta el final. Una Mahou con dos cojones. Tapita acompañando no por cortesía de la casa, sino para que te entre sed y te pidas una caña más y ya saben los del gremio que quien bebe, gasta y quien gasta más bebe.  Coño, démosle a la gente su tapa.  

Los camareros Madrileños vacilones, chulapos, mayores y feos son mi debilidad.  Cuanto más feo es un camarero más gracioso y más seguro de su oficio está.  Esos piropazos que me han lanzado solo por tener dos patas y no cuatro y un par de mini carretas no tienen precio.  El mejor, delante de un novio catalán que tuve, en un bar de papelillos arrugaos con serrín en el suelo, cerca de la Plaza de Cascorro. Me fui directa a la barra entre codazos a la clientela (a mi no me pide las cañas un novio, vamos hombre, me la pido yo. 

Quiero mirar al encargado de que el grifo no se desbarate y ponerle cara de: tu y yo vamos a ser buenos amigos y si me tiras bien prometo estarte agradecido, como en la canción de Rosendo). “Dos Mahous, por favor” Sentencio con los dedos en forma de uve mirando al cielo. Ni me miró el tipo mientras berreaba por la barra. La tiró con clase y señorío y con las piernas separadas no se fuera a pillar los huevos y me las soltó asegurándose antes que yo le miraba “Una Mahou” gritó “Rubia” puntos suspensivos mientras yo indagaba la referencia “Y con cuerpo” y aquí la medio sonrisa de lado. Y mi sonrisa entera con ojos y todo correspondiendo.  Girarme, ver los ojos encendidos de Joan y morirme de la risa fue todo uno. “Jo a aquest payo li fotu un ostia”. “Deja, deja, Joan, que aquí es así, es vacile gracioso” “Si, los cojones gracioso, si está queriendo ligar con mi novia”.  Yo ya no vacilo a los camareros en Cataluña, con lo que me gusta.  Son muy serios y a lo peor se creen que realmente me lo quiero hacer con ellos y como una ya está cuarentona lo que me falta, que me tomen como gallina para caldo.

Esta semana Madrid, además será mi Malena llamándome Tia Astrid y luego diciéndome que nooooooo, mientras suena Dora la Exploradora. Mi Lucia que es como mirarme en un espejo. Mi hermano enredándome con ilusión en un proyecto nuevo y yo dejándome enmarañar por él con mucho gusto.  Mi cuñaita y su promesa de alfajorcitos que nunca llegan pero risas y besos que siempre comparto.  Mis primas, todas con cervezas, buen comer, mejor bailar y amor por mí a raudales.  Mi padre y sus guisos amorosos y personalizados.  Mi “La Concha”, sus paquetitos pensados y su notas escritas con caligrafía de Agatha Christie.  Mi Vae Victis y mi Casarrubix dos hombres para alegrar a una dama desde siempre, desde el instituto, que me miran como si aun tuviera 17 años, justo como les veo yo a ellos.  Mi Mari querida y su “cuando nos veamos no podremos llorar porque nos dará la risa”.  Mi Lady, su pelazo Pantenne, su “¡tía, que guapa estás!” y un café aplazado pero siempre presente.  Mi Kote que ya no me lee pero me piensa.  Mi Angels que me adivina y por fin me podrá comprobar.

El aire de Madrid, el asfalto duro, los coches pitando por todo y por nada, la gente enfadada, mucho y contenta mucho también.  Todo es excesivo en Madrid.  Agotador, sudoroso, vociferante, cansado, al límite, pero es mucha vida al fin y al cabo.  Eso echo de menos cuando estoy aquí, en Cataluña.  Solo seis días claro.  Al poco la vida de Madrid se me ha metido tanto en las venas que la mía se diluye. Y me quiero escapar corriendo al Garraf, donde hay un pabellón cuatro esperando un relato impreso de Pere Gila tal y como le prometí a mi madrina. ¿Contestarán?

Foto tomada del blog http://fotosdemadriddenoche.blogspot.com.es/2011/08/los-tejados-de-madrid-bajo-las-nubes.html

martes, 8 de enero de 2013

La ilusión


Al tropezarme con esta foto no puedo más que sonreir. Me viene a la cabeza la frase preferida de mi hermana Cristina cuando me intuye mustia: Recuerda, sonríe que te veo.  

Me la decía siempre que no estaba delante mio, por lo tanto verme, verme, no me veía. La escribía en un papel en la cocina de Manchetser.  La pegaba con un imán a la nevera en Padilla.  La mandaba por email y por sms.  La colgaba en mi muro de FB y ahora, la espero por guasap más de una vez.  Ese día, el de la toma de la foto, no empezó muy feliz para ninguna de las dos pero yo, tenía la ilusión de verla y ella, se fió de mi.  ¿Donde comeremos? Me espetó ansiosa para que le descubriera nuevos mundos. Te voy a llevar a la playa.  Dije tras unos segundos sopesando sus ojos.  ¿A la playa? Qué bien.  Sonrió y para allá que nos fuimos.  

Era Octubre y yo no estaba muy segura de que el Kauai estuviera abierto.  De hecho, en Barcelona se levantó viento y pensé que no parecía muy buena idea lo de irnos a la playa de Gavá pero, a veces, el aire se vuelve suave cuando más denso está todo y te entra de lleno en los pulmones.  Fue una comida maravillosa. En esta foto mi hermana Cris se retrata en la caña de clara catalana (limón y cerveza).  Yo me miro en un tinto de la tierra que piso ahora, Catalán.  La ensalada entró para compartir, y las tapas siguieron para seguir compartiendo.  Como buenas hermanas, como mejores amigas.

Hoy me he tropezado con esta foto en mi Facebook.  Cuando mi hermana la colgó me puso "Feliz 2012 gorda!!! Que en este año me cuides como me cuidas :-) TE QUIERO MUCHO Gorda Mayot". Justo ahora hace un año y me encanta seguir siendo su Gorda Mayot.

El 2 de enero despidieron de su trabajo a una persona que me importa mucho.  Llegó de las fiestas y, ZASKA, en toda la boca.  Ese día hablamos. Muy poco. Ella estaba triste y yo no sabía bien que decirle aparte de pensar que qué bien porque estaba muy puteada en ese trabajo.  Al día siguiente, por la noche le guaseé preguntándole si podía llamarla.  Me contestó "Si, por favor" y marqué el botón.  Han sido de los mejores momentos del 2013 hasta tal punto que mi madre, que ha pasado conmigo 8 días estas fiestas se va con ese como momentazo favorito en mi casa, y así me lo hizo saber en su super guasap de despedida desde el tren. El momento para ella fue estar en la cama del cuarto de invitados  con mi hijo hecho un ovillo de gato a su lado y oírme en la lejanía cercana, dos paredes más allá, reírme a mandíbula batiente que dicen los escritores finos.  Estuvimos 40 minutos recordando viejas anécdotas y trastadas chungas de la vida que veinte años después nos hacían llorar de la risa.  La vida, pues, no es tan mala, puede ser maravillosa Salinas, que decía el fallecido Andrés Montes, aunque él no se lo creía.

Nos movemos por la ilusión en las pequeñas cosas diarias: el café con churros de la mañana, la caña del aperitivo, la tapa gentil, el sol que empieza a asomar, el olor a pan caliente debajo de mi casa, las zapatillas nuevas calentitas, el abrazo de mi hijo y su "mama¿hasdormitbé?" medio dormido aún y luego "¿puedoverdibujitos?", el me gusta en facebook a mi estado de mi tío Javier, la promesa de que un menú de boda se va a cerrar, el sueño del viaje a Madrid, el "buenos días que guapa estás y que bien te queda el pelo así" de las mamas del cole, el mensaje oportuno y sorpresa, el sol en la cara, la canción de Kiko Veneno grabada por mi hermano, el pensamiento de aquel día en el mar, la promesa a mi misma que soy mejor de lo que creo solo por que yo lo valgo, las sonrisas cómplices de Jordi el de la puerta del cole "no cierres todavía, por favor", la vida y el aire.  

Este post va dedicado con todo mi amor a mi amiga Laura que sé que me lee aunque no comente nunca.

sábado, 5 de enero de 2013

¿Nos gusta el sexo?



Cuando eramos jovencitas mi Mari y yo teníamos una eterna conversación-discusión con nuestro amigo Monchete y él nos recalcaba una y otra vez allá por el año 1992 que las mujeres y los hombres no sentimos igual y que el sexo para nosotras no es lo mismo que para ellos.  Nunca nos acostamos ninguna con Monchete (para su desgracia) y nunca se lo pudimos demostrar, pero Mari y yo hemos hablado de sexo muchas veces (no, tampoco me he acostado con Mari.  Somos muy amigas como para fastidiar la amistad, ya se sabe)

Yo no estoy en la mente de un hombre (ni ganas que tengo del eco-eco que debe haber por allí) para saber lo que piensan pero si sé que ellos no están en la mente de una mujer y que por mucho que hablen con nosotras al final se cruzan miradas complices unos con otros y, displicentemente, se vienen a decir sin palabras que no, que para ellas no es lo mismo que para ellos.  Vamos que a nosotras no nos gusta tanto el tema. 

Hace unos días salio otra vez esta conversación, más recurrente que la independencia de Cataluña en los círculos de cuarentones, con amigos mios,  hombres y mujeres, y ellos sacaron la misma conclusión que Monchete y alguna de nosotras dijo que si, que es verdad que ellos son mucho más.... tú ya me entiendes ¿no?. Osea que 20 años después seguimos en las mismas.  Espero poder llegar a explicárselo bien algún día a mi hijo y que le sirva para su vida sexual y su vida general. Que la disfrute plenamente ya que tendrá que convivir con hombres y mujeres.  No siendo él una mujer, que al menos las conozca bien.

El libro famoso de las "Cincuenta sombras de Grey" (deberían prestároslo pero no os lo compréis por que no merece la pena como para tenerlo en un sitio de honor de vuestra librería.  En la mía al menos no cabe) rula de mano en mano por Gavá y el ancho mundo mucho más que ruló los de Harry Potter. Mamás, hermanas, amigas y mujeres de todo tipo y experiencia se sonríen cuando me reconocen que lo han leído a las que curiosas preguntábamos desde Septiembre, que qué fenómeno literario era ese.

Yo soy anti fenómenos declarada.  Así que tuvo que llegar el día que había acabado con los dos últimos libros que me compré y me encontré en casa de mi hermana cotilleando su librería con la trilogía delante de mis narices.  Jesús, ¿los tres?.  La llamé y me dijo que si, que lo podía coger. Cogí uno.

Me lo acabé en pocos días. Me salté varias partes y lo leí muy en diagonal.  Ahora mismo escribiendo este post me acuerdo que él se llama Grey (fácil...) y ella... ¡¡No lo sé!! con lo memoriona que soy yo.  Dice mucho del calado que me ha dejado.  Los personajes son irreales total y las situaciones dan mucha risa.  Y con todo lo que promete el tema, enseñar, a mi, no me ha enseñado nada que no supiera, ni siquiera terminología.  Sería entendible si fuera un libro enfocado a veinteañeras, la edad de la protagonista  pero no, resulta que las que lo compran y comentan son cuarentonas.  No tengo muchas veinteañeras a mi alrededor pero creo que les va más el rollo Crepusculo.

Varios amigos me han confesado que están encantados de ver el libro en la mesita de noche de su mujer porque así se pone más a tono y está más predispuesta cuando lo que realmente le hace estar predispuesta a una mujer es que la amen, la deseen y el hombre que ella ama esté dispuesto a hacerla la reina de su cama, o de su cocina, del sofá del salón, o de la ducha.....

Cuando unos y otros nos creamos eso, los látigos de terciopelo, los helados de nata, las esposas blanditas, las correas sutiles, los tacones de aguja, las frutas en la boca, las vendas oscuras, la cera tibia, los aceites de almendras, los disfraces de colegiala, los pedacitos de hielo, los juguetes de cromo, los monos de butanero... todo eso, no serán más que motivos para hacer que el sexo sea más divertido y el amor no se ponga tan intenso.

Amaros los unos a los otros y disfrutad, joder, disfrutad que la vida es muy cortita 

Cuadro del pintor manchego y tio mio Agustín Úbeda. Imagen sacada http://www.nolde.es/obra_artista.asp?P=1&A=21